Síndrome, Tato Granero

Síndrome, Tato Granero

Fotografías de Tato Granero

del 16 de febrero al 16 de marzo

tato

Tato Granero propone con esta exposición… No, bueno, yo diría que proponer no propone nada. Para eso están ustedes.

Él hace, y sobre todo deshace. Y cuando termina su curioso proceso de creación no ha salido aún de la cámara, pero su obra ya esta lista para ser revisada, amada o despreciada. Tanto da. Eso es lo de menos.

Creo que lo realmente maravilloso debe ser la cara que se le queda a Tato cuando editando y rompiendo (como el dice) la foto que acaba de hacer en su cámara, aparece de repente una imagen estallada de color, con píxeles del tamaño de un puño, con degradados de 7 u 8 colores, pero llena de una fuerza expresiva que muy pocos consiguen. Y como digo, todo sin llegar al ordenador.

Todo se hace en la cámara, una pequeña compacta que hace que nos preguntemos algunos si realmente tiene mucho sentido la carrera de los megapíxeles y la excelencia fotográfica, cuando un poco, mínimo, de humilde información digital, puede emocionar tanto.

Y es que tengo la impresión de que Tato no usa la Cámara como un fotógrafo, sino como un pintor. Pero no un pintor que hace fotos, un fotógrafo al que le salen pinturas.

Como no soy persona que medite demasiado las cosas, ha aparecido un día un tal Tato Granero y me he dicho: anda, pues vamos a recuperar la programación de exposiciones de La Cámara con este hombre. ¿y por qué? Por dos razones muy simples. La primera, una razón sentimental, que su obra me recuerda a mi primera exposición, en El Buho de La Laguna, allá por el año 90, la segunda por sentido: no tiene ningún sentido comenzar por la senda que han trillado los elefantes ni la que hacen laboriosas las hormigas. Tato se ha colado de lateral para empezar esta programación nada conformista. 

Miguel Ángel Roldán